En las costas bañadas por el Atlántico, en el corazón de Sanlúcar de Barrameda, se encuentra un tesoro vinícola conocido en todo el mundo: la Manzanilla. Este vino singular, apreciado por su frescura, salinidad y un sabor que evoca la brisa marina, se presenta en una paleta de estilos, cada uno con un carácter distintivo y un encanto que lo hace especial. En esta entrada, te invitamos a explorar los diversos tipos de Manzanilla que Sanlúcar tiene para ofrecer, desde la emblemática Manzanilla Fina hasta las variedades más envejecidas y auténticas, en un viaje de sabor y tradición vinícola.

1. Manzanilla Fina: La esencia de Sanlúcar

Comencemos por el principio. La Manzanilla Fina es el estilo más emblemático de Sanlúcar. Es un vino seco, ligero y fresco con un distintivo carácter salino que captura la brisa marina de la región. Perfecta como aperitivo, esta Manzanilla marida a la perfección con aceitunas, frutos secos y pescados ligeros. Es la esencia misma de Sanlúcar en una copa.

2. Manzanilla Pasada: Complejidad y profundidad

La Manzanilla Pasada ha envejecido durante más tiempo bajo la levadura de flor, lo que le confiere un carácter más complejo y un sabor ligeramente amargo. Aquí, encontrarás notas de nueces y almendras tostadas que añaden profundidad a la experiencia. Si buscas una Manzanilla con matices más intensos, esta es una elección excepcional.

3. Manzanilla Pasada en Rama: Frescura en su estado más puro

La Manzanilla Pasada en Rama es la versión menos filtrada y más auténtica de la Manzanilla Pasada. Se embotella directamente desde la barrica, conservando así su frescura y carácter natural. Es un vino joven y vibrante que muestra la Manzanilla en su estado más puro y expresivo.

4. Manzanilla Amontillada: El encanto intermedio

La Manzanilla Amontillada es un paso intermedio entre la Manzanilla y el Amontillado. Comienza como una Manzanilla Fina pero luego se somete a un proceso de crianza adicional en barricas. El resultado es un vino con un perfil más complejo y notas de frutos secos. Es una elección versátil que marida bien con una variedad de platos. Buen ejemplo de ello son estas manzanillas tan típicas de la región:

Manzanilla San León

El vino emblemático de Bodegas Argüeso, envejece bajo el velo de flor durante 6 años. Las soleras que lo componen tienen un origen que se remonta a 1822. Este vino representa la esencia del Barrio Bajo de Sanlúcar y su proximidad al mar. Es una manzanilla intensa y vigorizante, con todos los matices salinos y la frescura característica del sistema dinámico de criaderas y soleras.

Manzanilla Las Medallas

La fusión de Fina Argüeso y Las Medallas hace que su complejidad encapsule un instante en el tiempo y asiente un potencial de guarda atrayente procurando no descuidar su frescura y personalidad.

Manzanilla La E En Rama

“Si quiere tener buena vejez, beba Manzanilla La E”, es un dicho arraigado en Sanlúcar de Barrameda, donde mencionar «La E» es sinónimo de Manzanilla. Este vino, que ha sido tradicionalmente comercializado a granel, pasa 60 meses envejeciendo en el Barrio Bajo de Sanlúcar. Sus soleras se encuentran en el casco de San José, el lugar de origen de Argüeso con una historia que se remonta a más de 200 años.

Manzanilla San León Reserva de Familia

Excepcional manzanilla que proviene de la reserva que Don León de Argüeso realizó entre sus mejores botas para su propio consumo. Hoy es uno de los mejores vinos de bodegas Argüeso. Punzante, seca, salina, recuerda a mar. Es compleja, elegante, intensa y muy aromática.

Manzanilla 1822 soleras de viruta

Doce son las botas de esta Manzanilla Pasada que componen la solera de uno de los vinos más singulares de Argüeso. Vieja solera de la que se conserva una andana de 33 botas montadas en tercera. Cuando se realizan sacas se rocía con las soleras de San León. Manzanilla que tradicionalmente solo de ha comercializado a granel. Selecciones totalmente en rama a pie de bota.

Manzanilla Aurora

Elaborada por Bodegas Yuste, la Manzanilla Aurora ofrece una experiencia ligeramente diferente. Aunque conserva la frescura característica de la Manzanilla, esta variedad es ligeramente más dulce que otros estilos. Es una elección intrigante para aquellos que prefieren algo menos seco pero desean disfrutar de la esencia de la Manzanilla en su máximo esplendor.

Manzanilla La Kika

La manzanilla imposible, al límite de la crianza biológica bajo eterno velo de flor. Dos años de crianza estática y 9 criaderas. Representa la esencia de la albariza, de las soleras de botas centenarias y del cuidado y esmero en una bodega de Sanlúcar.

Manzanilla Señorita Irene

Solera apartada de 15 botas destinada a selecciones en rama. La esencia de una Manzanilla Fina procedente de viñedos cercanos al mar y de los mejores mostos del Pago de Balbaína

Manzanilla Pasada Conde de Aldama

Cuando se sobrepasan los límites de la crianza biológica bajo velo de flor se alcanzan en ocasiones percepciones organolépticas propias de vinos con gran volumen, estructura y complejidad. Este vino representa lo que puede llegar a ser una Manzanilla de Sanlúcar tras largas crianzas en botas de roble americano centenarias. Saca en rama a garrafas de 16 litros para su posterior e inmediato embotellado artesanal.

En Sanlúcar de Barrameda, la Manzanilla se despliega en una gama de estilos que reflejan la diversidad de esta ciudad. Cuando visites esta tierra de tradición vinícola, asegúrate de explorar la rica variedad de Manzanillas que ofrece, y disfruta de un verdadero festín para tus sentidos. ¡Salud!